Damas y caballeros, mi nombre es Sherezade y soy una cuentista o, mejor dicho, cuento cuentos.
Los míos, como los de Sabina, no siempre acaban bien o, para ser honestos, casi siempre terminan mal, pero que la verdad supera la ficción es de todos sabido y los monstruos se cuelan por cualquier rendija, televisión, paredes o sueños.
Si a principios de semana me tocaba de cerca el acoso, ayer fue el colapso nervioso. Una compañera tuvo una crisis de ansiedad, se largó por las buenas y se daba por supuesto que esta noche, por inducción, tenía que haber aprendido como se hacen una serie de tareas que no he hecho en mi vida. Por poco no pillo las de Villadiego también pero, como buena niña que soy, me lo he tomado a chiste y por supuesto he hecho los deberes.
Las peripecias seguían por la noche. Intención de ir al cine, hemos acabado en un b king, recorriendo la calle ganduxer en una búsqueda desesperada de un tugurio donde nos sirvieran café, constatando el hecho de que en esa zona, mucha tienda de interiorismo personal y ambiental pero pocos bares. En la periferia tampoco nos ha ido mejor, aunque al fin hemos dado con uno y entre bostezo y bostezo ha habido quorum para finalizar la jornada.
¿Por qué siempre recurrimos al mismo tema? Porque necesitamos las respuestas. ¿Las encontramos? No. Pero cada vez los círculos se hacen más extensos, abarcando, calculando, imaginando.
Los míos, como los de Sabina, no siempre acaban bien o, para ser honestos, casi siempre terminan mal, pero que la verdad supera la ficción es de todos sabido y los monstruos se cuelan por cualquier rendija, televisión, paredes o sueños.
Si a principios de semana me tocaba de cerca el acoso, ayer fue el colapso nervioso. Una compañera tuvo una crisis de ansiedad, se largó por las buenas y se daba por supuesto que esta noche, por inducción, tenía que haber aprendido como se hacen una serie de tareas que no he hecho en mi vida. Por poco no pillo las de Villadiego también pero, como buena niña que soy, me lo he tomado a chiste y por supuesto he hecho los deberes.
Las peripecias seguían por la noche. Intención de ir al cine, hemos acabado en un b king, recorriendo la calle ganduxer en una búsqueda desesperada de un tugurio donde nos sirvieran café, constatando el hecho de que en esa zona, mucha tienda de interiorismo personal y ambiental pero pocos bares. En la periferia tampoco nos ha ido mejor, aunque al fin hemos dado con uno y entre bostezo y bostezo ha habido quorum para finalizar la jornada.
¿Por qué siempre recurrimos al mismo tema? Porque necesitamos las respuestas. ¿Las encontramos? No. Pero cada vez los círculos se hacen más extensos, abarcando, calculando, imaginando.
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