Frases ocasionales, verbo convertido en música, attimi di magia que me conduce a pensar en vos.
Llévame si quieres a perder,
sin ningún destino, sin ningún por qué...
La orquesta desgrana el mosaico mientras entre blancas paredes mi mente vaga, quizá esperando encontrar ese ego abandonado en un portal, quizá con la incertidumbre de someter mi cuello a los instintos caninos, o tal vez, trocar la presa en cazadora y posar los tibios labios en ese recodo donde late el sonido del corazón.
Dar solamente aquello que te sobra
nunca fue compartir, sino dar limosna, amor,
si no lo sabes tú, te lo digo yo.
Sin pasado ni equipaje, sin nombre, sin futuro. Solo el presente, el hoy, el ahora. Más allá solo existe la nada.
Tengo un alma o la tenía...
Y el receptáculo se volvió humo; huesos, músculos, piel, ya no existen.
Tengo miedo a un alma fría...
Solo quedó mi alma, errante en una ciudad de palacios, sobrevolando canales, hundiéndose en la laguna. Allí quedó, enterrada para siempre en el lodo hasta que tu cálido aliento vaya a rescatarla.
Quisiera ser el sueño que jamás compartirías
Shhhh... no digas nada, tampoco yo hablaré. El silencio invadirá lento el espacio, hasta que no necesitemos las palabras.
...Perdóname, pero es que tengo prisa
que he quedado con mi alma, para pensar (de nuevo) en tí
Llévame si quieres a perder,
sin ningún destino, sin ningún por qué...
La orquesta desgrana el mosaico mientras entre blancas paredes mi mente vaga, quizá esperando encontrar ese ego abandonado en un portal, quizá con la incertidumbre de someter mi cuello a los instintos caninos, o tal vez, trocar la presa en cazadora y posar los tibios labios en ese recodo donde late el sonido del corazón.
Dar solamente aquello que te sobra
nunca fue compartir, sino dar limosna, amor,
si no lo sabes tú, te lo digo yo.
Sin pasado ni equipaje, sin nombre, sin futuro. Solo el presente, el hoy, el ahora. Más allá solo existe la nada.
Tengo un alma o la tenía...
Y el receptáculo se volvió humo; huesos, músculos, piel, ya no existen.
Tengo miedo a un alma fría...
Solo quedó mi alma, errante en una ciudad de palacios, sobrevolando canales, hundiéndose en la laguna. Allí quedó, enterrada para siempre en el lodo hasta que tu cálido aliento vaya a rescatarla.
Quisiera ser el sueño que jamás compartirías
Shhhh... no digas nada, tampoco yo hablaré. El silencio invadirá lento el espacio, hasta que no necesitemos las palabras.
...Perdóname, pero es que tengo prisa
que he quedado con mi alma, para pensar (de nuevo) en tí